martes, 25 de mayo de 2010

Edelweiss Weingartshofer // Centro

En nuestro país se escucha y se lee, día con día, sobre los distintos problemas que acarrean a la sociedad mexicana. Sin embargo, existe un tema que ha quedado relegado. Se trata del reciclaje de basura, o de la falta del mismo. En México se producen mas de doce mil toneladas de basura diarias, depositados en más de 50 mil tiraderos de basura legales y clandestinos. Específicamente en el Distrito Federal, entidad que cuenta con alrededor de 10 millones de personas, se maneja que cada ciudadano genera 1.4kg de residuos al día. Para poder dar abasto a toda la ciudad, el Gobierno del Distrito Federal necesita 1,500 millones de pesos al año; 8,500 barrenderos; 2,011 camiones; 2,500 choferes; 3,400 ayudantes y 4,000 voluntarios. A pesar de esto, tan sólo se recupera un 6% de los residuos para reciclaje, mismos que se llevan a 3 plantas de selección. El resto se deposita en el Relleno Sanitario Bordo Poniente.

La Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Distrito Federal, publicó en Octubre del 2004, la Ley de Residuos del DF en el Sector Reciclaje, que lleva por lema “Juntos, pero no Revueltos.” Sin embargo, esta ley ha sido poco divulgada y en general parece estar mucho más enfocada al manejo de basura industrial o de gran escala. En el Distrito Federal se llegan a ver algunos anuncios publicitarios en uno que otro camión, pero en realidad son muy pocos los que cuentan con esta campaña. Además, todos están enfocados únicamente al reciclaje de botellas PET y dejan de lado la importancia de crear consciencia con respecto a la separación de basura y a la reutilización de envases de vidrio y de metal, entre otros puntos que deberían de ser básicos en una iniciativa como la que se pretende manejar.

Los ciudadanos mexicanos no somos conscientes de los beneficios que trae el reciclar. No se nos explica que si se recicla el vidrio, se ahorra un 44% de energía y que por cada tonelada reciclada se ahorran 1,2 toneladas de materias primas, ni que recuperar dos toneladas de plástico equivale a ahorrar una tonelada de petróleo. Tampoco se nos dice que por cada tonelada de aluminio tirada al vertedero hay que extraer 4 toneladas de bauxita (que es el mineral del que se obtiene) y que durante la fabricación se producen dos toneladas de residuos muy contaminantes y difíciles de eliminar y hasta donde sé, nadie sabe que al reciclar una tonelada de papel se salvan 17 árboles. Toda esta desinformación lleva a que la gente no se preocupe por separar su basura.

Otros países, como España, que se toman en serio la iniciativa de reciclaje y que se preocupan por el medio ambiente, logran reciclar hasta un 63.8% de los envases que se ponen en el mercado durante un año. Logran estos porcentajes tan altos debido a que apuestan a la acción colectiva. De esta manera, todos los ciudadanos españoles están obligados a separar su basura en cuatro porciones (a pesar de que la Ley de Reciclaje en el DF vuelve una obligación el reciclar, no se toman las medidas que en España, lugar en el que uno es multado por olvidar separar la basura.) y a tirarla en contenedores distintos: los envases de plástico o tetra brick van en el contenedor amarillo, el papel y el cartón van en el contenedor azul, el vidrio en el verde claro y el resto de los residuos van en un contenedor gris. Resulta evidente que la iniciativa de reciclaje es mucho más completa que en nuestro país, en el que tan sólo se pide que la basura se separe en orgánica e inorgánica.

Durante los meses de abril y mayo, del año en curso, estuve intentando acercarme a uno de los basureros que se encuentran en el Distrito Federal. Este basurero al que estuve yendo está establecido en la delegación Miguel Hidalgo. La primera vez que decidí ir al basurero, no fue tan difícil. La gente se mostró curiosa, pero a la vez accesible. Llegué, e inmediatamente le hice una entrevista al conductor de un camión de basura que me encontré descansando. El conductor, de nombre Noel Guerrero, reconoció durante la entrevista que no comprendía el para qué reciclar y dio a entender que la gente que trabaja en la industria de la basura no se toma en serio la idea de reciclar. A pesar de estas declaraciones, la entrevista terminó dando un giro inesperado. El señor Noel Guerrero me hizo abrir los ojos. Al escucharlo hablar con tanta pasión sobre su trabajo, me inspiró. Me dieron ganas de seguir indagando más sobre este , ya que yo no lograba ver el basurero con los mismos ojos con los que los trabajadores ahí lo hacían. Así comprendí que a veces, cuando ves las cosas por fuera, se miran totalmente diferentes a cuando las miras desde adentro.

Continué yendo a buscar información. El olor a basura era penetrante, se podría decir que casi insoportable, y empezaba a percibirse desde dos cuadras antes de llegar al basurero. Hacía mi mejor esfuerzo por no hacer notar lo molesto que me resultaba el hedor a basura. Intentaba respirar por la boca, pero mis intentos por disimular siempre resultaban fallidos. Cualquiera pensaría que después de 6 veces en ese lugar, tendría que haberme acostumbrado a su olor tan característico. Sin embargo, ese nunca fue el caso.

Fui seis veces al lugar con la idea de ganarme la confianza de la gente que trabajaba ahí. Quería que me dieran la oportunidad de grabar el basurero y a la gente trabajando, así como de realizar un par de entrevistas audiovisuales. Lamentablemente, al final la experiencia resultó poco satisfactoria., pues el encargado del basurero se mostró renuente a dejarme grabar ningún tipo de material. De hecho, ni siquiera me dio la cara en ningún momento. Todos mis intentos por llegar a un acuerdo, en el que ambas partes quedaran contentas, los tuve que llevar a cabo con Noel Guerrero, el trabajador al que había entrevistado durante mi primera visita. Debido a que había platicado bastante tiempo con él y a que había logrado ganarme cierta confianza, así como a mi insistencia, Noel terminó dejándome grabar un par de minutos del basurero. Sin embargo, como el encargado del mismo no había estado de acuerdo, todo el material tuvo que ser grabado a escondidas. Situación que dificultó considerablemente la obtención de material de calidad y que a su vez, también limitó la cantidad, pues tan sólo pude grabar alrededor de tres minutos, en los que, debido a los nervios de saber que no podía ser descubierta, no pude obtener ninguna imagen que me convenciera.

México se ha quedado atrás en las iniciativas ambientales. Los ciudadanos, así como la gente que trabaja en basureros, se muestran indiferentes ante la importancia de reciclar y de reutilizar. El gobierno no invierte en campañas que promuevan una consciencia ambiental. La Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Distrito Federal no es capaz, ni siquiera, de instalar el número suficiente de basureros que logren dar abasto a una ciudad como la nuestra. La iniciativa privada pareciera no tener el menor interés en generar recursos a través de la creación de una industria de reciclaje, tal como se hace en otros países. Las obligaciones se toman por sugerencias. La corrupción y la impunidad se mantienen entre las características que más destacan en el tema y al final, como en muchas otras cosas en nuestro país, pareciera no haber consecuencias.


23/02/2010

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